Los secretos de la Alhambra

ALICIA MARTÍNEZ / ANE GONZÁLEZ

A las tres y media, después de comer en el albergue de Granada, nos pusimos rumbo a la visita más esperada de las rutas: la Alhambra. En un principio, esperábamos que no fuera a ser tan grande, pero nos equivocábamos: ¡es enorme!

A la entrada, nos dividimos en dos grupos porque éramos demasiados para algunas de las visitas. Uno se dirigió al palacio de los Nazaríes, del cual lo más destacable por su gran belleza es el Patio de Arrayanes. Mientras tanto, el otro grupo visitaba el palacio de Carlos V.

Lo más destacado del primer palacio son sus fascinantes techos y fachadas, y sus motivos de decoración geométricos. Además subimos al torreón de la alcazaba, conocido como la torre de la Vela, desde el que pudimos observar toda la ciudad de Granada.

A continuación, nos dirigimos hacia el palacio de Carlos V;  nos sorprendió lo grande que era y la decoración de estilo árabe. Lo que más nos gustó y sorprendió fue una sala denominada la Habitación de los Secretos. Este nombre se debe a que la estancia consta de cuatro esquinas y una gran bóveda en el techo. Cuando una persona habla de frente y muy cerca de una de las cuatro esquinas, se escucha en la opuesta con gran claridad.

De camino al autobús, pasamos por el Generalife que comprende los jardines bajos y los jardines altos. Tuvimos la oportunidad de observar los patios de Descabalgamiento, de la Acequia y de la Sultana.

Ya de vuelta, en el albergue y cenados, nuestros queridísimos profesores nos dejaron salir por Víznar, porque era la fietsa de las Cruces; que consiste en adornar una cruz con flores y otros elementos decorativos en cada barrio del pueblo, y se celebra con una gran fiesta por la noche.